La escala de grises.
Los azulados.
Sacos.
Chalecos.
Camisas con y sin botones.
Check.
Los de cuero turco.
Los de tacón escondido.
Los que siguen en caja.
Los deportivos.
Check.
Las finas.
De calidad y de dimensiones.
Las anchas.
El herpetario de corbatas.
Check.
Todo puede encontrar nuevos destinos.
Herencias.
Absolutamente todo, excepto los benditos calzoncillos.
¡Qué estúpido! ¡Qué ilógico!
¡Qué disparatado, sufrir por retazos de tela! ¡Qué disparate! ¡Y qué angustia!
Si algo de valor me queda, no me alcanza para desecharlos.
Ni siquiera los cuadernos a medio rayar.
Ni si quiera la colección de tarjetas de presentación que sintió lástima de echar a la basura.
Ni si quiera el cerro de lentes inservibles.
Un compostaje. Necesito una máquina repleta de botones inservibles que reciba todo tipo de objetos que ya no tienen dueño. Necesito una máquina del futuro. Una que expulse algo útil. Abono. Tierra fértil. Un objeto reducido y descompuesto. El punto de partida de algo nuevo.