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La fotografía vernácula como herramienta de representación de la vivienda progresiva.

La fotografía vernácula como herramienta de representación de la

La casa es, el espacio donde «ocurren los acontecimientos trascendentes de la vida» [1] y por ello se vuelve un pasaporte de identidad del individuo y de su territorio, lo que devela dimensiones sociales y culturales.

No es de sorprender que en los países en vías de desarrollo las motivaciones para optar por la vivienda crecedera sean económicas, «intentando resolver el problema de la tenencia y regular los asentamientos espontáneos precarios.» [2] Es decir, que, al planificar el crecimiento y expansión de la casa, se les permite a los habitantes acceder a una mejor calidad de vida. Muy de la mano de las capacidades económicas se encuentra otro factor característico que es la autoconstrucción «que permite reducir la inversión inicial necesaria para hacerla habitable y a la vez, irla mejorando y completando poco a poco según necesidades y posibilidades». La vivienda progresiva se construye paulatinamente y este factor, sumado a la forma de construcción, dificultan su registro.

La vivienda progresiva muta en función de una multiplicidad de factores entre los que intervienen: las necesidades familiares, las dinámicas entre sus habitantes y su capacidad económica, el tiempo de ejecución de las reformas, además del carácter íntimo relacionado a la domesticidad.[3] Es por este motivo, que se plantea a la fotografía vernácula o de familia como un medio para establecer una línea de tiempo de la progresión de la vivienda y de alguna manera poder indagar en los mecanismos mediante los cuales esta se transforma.

Para los efectos de este ensayo, se realizó una investigación de carácter etnográfico que implicó el análisis del archivo fotográfico familiar de un grupo de personas que habita una vivienda progresiva en Puerto Azul, un barrio de clase media en Guayaquil, Ecuador.

La familia construyó la casa en 1994 y se sumergió en una estrategia de reforma del inmueble que les tomó nueve años, desde 2016 a 2024. Esto implicó generar tres departamentos y una suite además de un espacio comercial en la planta baja. De esta forma, se amplió al triple la capacidad de una casa que había sido diseñada para una familia promedio de cuatro personas. Es decir, que pasó a estar capacitada para albergar hasta 12 personas. Esto generó una redensificación del territorio. Se redujo en un 42,48% el porcentaje de uso de suelo por habitante. Además, la función de la casa también se extendió y pasó de ser una residencia, a un multifamiliar de usos mixtos.

Imagen 1. (2024) Mecanismos de crecimiento de la vivienda en relación con una línea de tiempo. Elaboración propia.

Imagen 2. (2024) Mecanismos de ampliación y modificación de la vivienda en constaste con las nuevas unidades habilacionales generadas.

Imagen 3. (1993) Registro de la construcción de la casa. Archivo del álbum familiar.

Imagen 4. (2023) Estado actual de la vivienda. Archivo del álbum familiar.

Metodología

El primer acercamiento que se tuvo con el álbum familiar fue a través de una gran caja de zapatos que se encontraba en un cajón. En este contenedor, entre las fotografías desordenadas y muchas en mal estado, había estampitas religiosas, recuerdos de bautizos y primeras comuniones, libretas de notas de colegio, entre otros objetos personales. «Los objetos no solo son importantísimos detonadores de emociones y memorias, también la acuerpan». Es decir, que la condición física de un objeto logra proporcionar un vínculo auténtico con el pasado.[4]

La primera operación consistió en clasificar las fotografías en cinco categorías en función de tipologías de contenido: eventos familiares, matrimonio de los padres, niños, adultos, y viajes. Posteriormente se organizaron las fotografías de cada categoría en orden cronológico.

Durante el proceso de clasificación de las imágenes, se pudo identificar que muchos de los archivos habían sufrido modificaciones debido al deficiente cuidado del álbum familiar. Se encontró fotografías completamente perdidas por la humedad, otras con rostros recortados, y algunas intervenidas con gráficas y textos que impedían su correcta visualización. El registro familiar físico se pudo levantar hasta el 2010, año en el que la familia migró completamente a un soporte digital, por lo que, para obtener información de años posteriores, fue necesario recurrir al registro digital albergado en su gran mayoría en redes sociales y en celulares.

Una vez que se logró organizar el material cronológicamente, la siguiente estrategia comprendió identificar los elementos arquitectónicos u objetos decorativos propios de la casa que se repetían en las fotografías a fin de establecer una línea de tiempo de la mutación de la vivienda y además esclarecer la narrativa sobre la historia familiar.

Un cuadro que sostiene la historia familiar.

El cuadro principal de la sala de la casa construida en 1994 se identificó como el elemento conector de la historia familiar registrada en las fotografías. Es el único objeto que se mantiene constante pese a los cambios ocurridos y a las variaciones en su ubicación. Lo interesante es que, desde los orígenes de la vivienda, fue un elemento protagónico en la vida social de la familia por ubicarse en la sala, sitio en el que se llevaba a cabo la mayor cantidad de la interacción familiar, y después de todas las reformas a las que fue sometida la vivienda, sigue teniendo un espacio, aunque esta ha mutado, se ha resignificado y se ha reducido en escala.

Alrededor del cuadro se evidencian cambios decorativos que, aunque no se refieren a las estrategias de mutación de la vivienda per se, denotan el paso del tiempo. Se puede notar el cambio en tapiz en el mobiliario y cojines, en la cromática de las paredes, en los accesorios decorativos. Los actores familiares también cambian conforme lo hace la casa, crecen, pasan de ser niños a adolescentes y luego adultos. Hay gente que no aparece más en las fotografías y otras personas nuevas en la vida familiar.  Además, se logra evidenciar las nuevas concepciones alrededor de la fotografía doméstica. La familia ya no acostumbra a hacerse las fotos grupales que ellos llaman “oficiales” con el cuadro como fondo, lo que devela prácticas sociales sobre la construcción visual de la imagen de familia. Las fotografías en las que aparece el cuadro son casuales, del cotidiano, propias de la digitalidad en la que todos los miembros del grupo tienen oportunidad de registrar sus propias versiones de los eventos que consideran relevantes para construir la identidad familiar.[5]  Las fotografías planificadas y de festividades se las realiza en otros espacios que el grupo asume como más controlados y estéticos debido a que las nuevas imágenes familiares deben ser aptas para compartirlas en sus redes sociales.

Imagen 5. (1996- 2002) Archivo del álbum familiar.

Imagen 6. (2022) Archivo del álbum familiar.

Imagen 7. (2023) Archivo del álbum familiar.

La extimidad de la intimidad.

Los cambios o mutaciones que experimenta una vivienda crecedera tienen efectos visibles en la relación entre la casa y el entorno inmediato.  Las necesidades de los usuarios cambian y la casa de adapta como una respuesta que termina evidenciándose hacia el exterior. De esta forma se revelan estructuras íntimas de organización. Resulta interesante que este álbum familiar cuenta con un registro sustancioso sobre los cambios que han ocurrido en la casa y según argumentan los habitantes, se debe a que al ser ellos mismo quienes gestionan las mutaciones, realizan fotografías periódicamente con el fin de tener un recuerdo de la evolución de la casa y por lo tanto del esfuerzo y unión familiar.

Uno de los espacios que más cambios ha sufrido es el retiro frontal que en principio fue pensado como un garaje para dos autos y que en el 2016, sufrió la incorporación de una suite respondiendo a la primera necesidad de ampliación de la vivienda. Posteriormente, la familia fue incorporando vegetación hasta finalmente añadir un nuevo volumen que corresponde a la oficina comercial en planta baja.

Imagen 8. Línea de tiempo de los cambios ocurridos en el retiro frontal. Archivos del álbum familiar.

La memoria del barrio

La primera correlación de imágenes que se estableció alrededor de esta vivienda fue la comparación entre la fotografía de su construcción en 1993 y la de la actualidad y un factor que llamó la atención fue que la fotografía doméstica además de ser un documento de representación de la mutación de una vivienda progresiva es además testigo de la evolución de un barrio y de las relaciones entre los vecinos. Cuando la casa estaba en construcción, por un costado había un terreno vacío y por el otro una casa en vías de construcción, sin embargo, al ordenar las imágenes en una progresión cronológica fue muy fácil evidenciar los cambios ocurridos alrededor de la vivienda.

Una de las fotografías que data del año 2016 pone en evidencia una dinámica barrial estrecha que cambia considerablemente en relación con el registro del 2023 en el que se aprecia que un gran árbol de Olivo Negro (imagen 4) impide la comunicación visual entre las residencias.

Imagen 9. (2017) Archivo del álbum familiar.

Bajo el mismo criterio de la correlación de imágenes, tomando como de referencia las fotografías de la fachada de la vivienda, se pueden evidenciar eventos que escapan a la gestión de la familia por adaptar la casa a sus nuevas necesidades pero que arrojan datos importantes sobre el devenir del barrio. Por ejemplo, el parterre que se ubica al frente se nota con un arborizado más frondoso. También queda en evidencia que la casa vecina adopta la vegetación en fachada como una forma de dialogar con el barrio.

Imagen 10. (2018) Archivo del álbum familiar.

Imagen 11. (2024) Archivo del álbum familiar.

Como resultado del análisis del álbum fotográfico de esta familia se podría concluir que la fotografía vernácula es una herramienta que podría permitir construir la memoria de una vivienda progresiva y además de un barrio entero.  Si se lograra hacer un levantamiento de todos los álbumes de cada familia que vive en la cuadra, se podría esclarecer la historia de cambios y modificaciones del barrio con el fin de identificar las formas en las que se habitan las existencias.

La fotografía vernácula se vuelve el punto de anclaje para el entendimiento de la arquitectura y de cómo esta puede influir y afectar la vida de quienes la habitan debido a que se desarrolla particularmente en el ámbito doméstico y en los linderos de lo privado. «En otras palabras, las fotografías de familia nos ayudan a comprender nuestro entorno y nuestra propia identidad; nos permiten visualizar el concepto del tiempo, nos sirven de memoria».[6] Con ellas, logramos evidenciar los efectos del paso del tiempo en una familia, las relaciones personales que se mantenían en el momento del registro, prácticas culturales como la forma de vestir e incluso de ornamentar los espacios.

Este ensayo pone en evidencia que la arquitectura se plantea como un lienzo que puede modificarse hasta suplir las necesidades del grupo y no como un contenedor al que la familia debe adaptarse. También propone pensar en la importancia de la permanencia del álbum familiar y de la memoria impresa y en la fragilidad del recuerdo.

Desde un punto de vista metodológico, este proyecto propone la sistematización de la historia de la familia que en muchas ocasiones se desdibuja como consecuencia de la fragilidad del recuerdo. A través de estrategias de clasificación y categorización de los archivos se logró trazar una línea de tiempo en la historia de la familia que además permitió realizar un mapeo de los afectos y hacer una cartografía de las relaciones entre los miembros del grupo. El proceso implicó un trabajo arqueológico de encontrar y unir piezas de información.

Bibliografía

  1. Bergallo, J., Medina, M., Costanzo, S., Carmignani M., Tortone C., & Rosa. C. 2018. «El proceso proyectual en la vivienda latinoamericana, siglos XX-XXI». Revista de Urbanismo, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Boyacá 6: 53-77. Acceso el 10 de julio de 2023. https://revistasdigitales.uniboyaca.edu.co/index.php/designia/article/view/325/436
  2. Dayra Gelabert y Dania González, «Vivienda progresiva y flexible. Aprendiendo del repertorio», Arquitectura y Urbanismo XXXIV, n.° 2 (2013): 48-63
  3. Diego Barajas Castillo, «Viviendas productivas» (tesis doctoral, Universidad Politécnica de Madrid 2016), 32-61, doi: https://oa.upm.es/40601/1/DIEGO_LUIS_BARAJAS_CASTILLO.pdf
  4. María Rosón Villena, «La memoria de las cosas: cultura material y vida cotidiana durante el franquismo» Kamchatka: Revista de análisis cultural (2021), 6-15, https://doi.org/10.7203/KAM.18.21854
  5. Leticia Fuentes Franco. «Memoria y fotografía doméstica, narrativa de la vida familiar en la era digital. ARTE IMAGEN Y SONIDO1(2), 1–17. https://doi.org/10.33064/2ais312
  6. Vanessa de Haro López, «La resonancia del pasado y el valor de las imágenes», (tesis de grado, Facultat de Belles Arts de Sant Carles, 2019-2020), 14-16, doi: https://riunet.upv.es/handle/10251/158116

Septiembre 2024